lunes, 3 de octubre de 2016

Francisco de Asís, un hombre apasionado (una visión unificada de la Advaita)


En general los amores relatados en los cancioneros populares muestran un sujeto apasionado por su amada, que hace todo tipo de sacrificios y ejecuta estrategias para llamar la atención, escribe poemas, canta y compone canciones, corre riesgos, sufre cuando las cosas no resultan como esperado. Llama por su amada constantemente, y cuando ésta responde positivamente despierta para la felicidad conyugal. Puede ser que sienta miedo de manifestar su amor, miedo de ser rechazado o ridiculizado. Sólo le cabe, en estos casos, vencer estos obstáculos con su propio coraje.

Con un hombre santo ocurren cosas semejantes, pues este sujeto se apasiona por Dios. Sus sacrificios son llamados, por la gente, de renuncias y desapegos; y los riesgos que corre son llamados de locura. Las estrategias que usa son las prácticas del silencio y de la devoción. Los poemas que escribe son llamados de oraciones, y las músicas que canta o compone son denominadas de cantos litúrgicos. Cuando un santo llama por su Amor usa los nombres sagrados de la Divinidad, que aquí llamamos de Mantras. Así su Dios interior comienza a manifestarse en él, a despertar en su propia conciencia. Su sufrimiento es no encontrar Dios dentro de sí mismo, pero su mayor felicidad es sentirse uno con El. Y cuando siente miedo, duda, o cualquier tipo de temor, usa un tipo de coraje al que llamamos aquí de Fe.