martes, 23 de febrero de 2010

Amor Universal


El más grande equivoco sobre el tema del amor es asociarlo necesariamente con algo: con alguna persona o con algún objeto. Amar algo o alguien específico representa una parcela del tema del amor, una limitación en el ejercicio del mismo. No queremos decir aquí que no podamos amar a alguien o a algo específico ("Amar se aprende amando" como dice el título del conocido libro del poeta brasileño Carlos Drumond de Andrade). Lo que queremos decir es que esta especifidad representa aún una limitación del amor, que precisamos tratar con urgencia. Amar algo o a alguien representa textualmente la aparición de un complemento para la acción de amar (directo o indirecto, en el contexto gramatical). Veamos lo que nos dice el inspirado poeta sobre el tema:

------------------------------------------------

Las sin-razones del amor

(de Carlos Drumond de Andrade)


Yo te amo porque te amo,

No precisas ser amante,

y ni siempre sabes serlo.

Yo te amo porque te amo.

Amor es estado de gracia

y con amor no se paga.


Amor es dado de gracia,

es plantado en el viento,

en la cascada, en el eclipse.

Amor huye a diccionarios

y a reglas varias.


Yo te amo porque no amo

bastante o demasiado a mí.

Porque amor no se cambia,

no se conjuga ni se ama.

Porque amor es amor a nada,

feliz y fuerte en sí mismo.


Amor es primo de la muerte,

y de la muerte vencedor,

por más que lo maten (y lo matan)

en cada instante de amor.

-----------------------------------------------

En verdad, el Amor como palabra esencial no necesita de complementos, pues él representa la fina textura vibracional que sustenta la estructura del universo, la cual incluye también la base de los relacionamientos que podamos establecer con las cosas, con los diferentes reinos y seres.

Ese amor - o textura - está dentro de nosotros desde el principio de los tiempos y está también en los minerales, en las plantas y en los animales. Representa una especie de radiación de fondo como nos relatan los astrónomos cuando hablan del extraño tema de Big-Bang o del origen del universo.

No es por acaso que grandes santos consiguen hablar los idiomas de los diferentes reinos, conversan con las plantas, se entienden con animales supuestamente agresivos y transmiten su paz a todas las personas abiertas a esta vibración (gente de buena voluntad, como decía Jesús de Nazaret).

Ese Sentir Amoroso nos conecta con todo, especialmente con nosotros mismos.