domingo, 9 de febrero de 2014

Un diálogo sobre Adaptabilidad, Inteligencia y Perdón


Devoto: un tema que se toca repetidamente en la espiritualidad es el perdón. Alguna vez escuchamos algo sobre este tema en nuestros encuentros. De lo que  me recuerdo había un elemento novedoso sobre el tema, menos ligado al tema ético y moral, y más relacionado con la biología.

Maestro: usted habla así porque introducimos el término de “adaptabilidad” cuando comentamos sobre el tema del “perdón”.

Devoto: efectivamente, ese abordaje del perdón me pareció nuevo. Si miramos en la biología, específicamente en la teoría de la evolución de Darwin, el tema de la adaptabilidad es esencial. La selección natural y la mutación son los dos mecanismos esenciales de esa teoría científica, en donde la adaptabilidad a nuevas circunstancias garantiza la supervivencia de las especies, de sus novedades evolutivas. Y algunas teorías ven allí la mejor definición del término “inteligencia”: “la capacidad de adaptación de un sujeto ante los diferentes desafíos”

Maestro: en nuestro abordaje siempre hemos usado el término “discontinuidad” como algo a ser elaborado por el devoto. La discontinuidad entre lo objetivo y lo subjetivo, que debe ser superada por la experiencia de la no-dualidad. Y esa experiencia de la no-dualidad trasciende la experiencia mental. Por eso recomendamos la práctica diaria, y la vivencia, del silencio interior.

Devoto: ¿pero qué tiene que ver la discontinuidad con la práctica del perdón?

Maestro: la discontinuidad es vivenciada por el ser humano como separación. Existe una creencia de que todo está separado. Y si todo está separado es porque alguna vez hubo una ruptura. Esa ruptura es creada por la mente, ya en los primeros años de vida del sujeto.

Devoto: no entiendo a donde quiere llegar…

Maestro: la ruptura es esencial para la formación de la personalidad, de una identidad, que no deja de ser una creencia adoptada por la mente.

Devoto: y la propia identidad es un tejido de retazos, como nos dicen algunas teorías sicológicas…

Maestro: esa es la esencia de la personalidad, y de la sensación de identidad que crea: la fragmentación.

Devoto: ¿y si la personalidad es fragmentada, ella ve el universo fragmentado?

Maestro: exactamente.

Devoto: ¿y como se puede resolver eso?

Maestro: si la personalidad es una creencia, en la forma de una costura de retazos, la solución no puede estar en ella. Recuerde que toda creencia es mental. Y allí, en la mente, existe separación, discontinuidad.

Devoto: ¿podemos volver al tema del “perdón”?

Maestro: para ver más claro la esencia del perdón, de los mecanismos que desencadena en el devoto, debemos entender que el problema del resentimiento, del odio, del rencor de la antipatía, de la inquina, etc., tiene raíces más sutiles.

Devoto: me imagino que se refiere a esa sensación de separabilidad que vive el sujeto, como personalidad.

Maestro: sí; podemos verificar que el bebé da su primer lloro justo en su primera vivencia de separabilidad. Es el inicio de la creación de esa costura, que se tornará después en su creencia de que es un cuerpo, una mente, separada del universo.

Devoto: mas las escrituras recomiendan la práctica del perdón en situaciones concretas: cuando somos heridos, cuando enfrentamos un enemigo, por ejemplo.

Maestro: su enemigo real es esa creencia de separabilidad. Digamos que el resto viene por añadidura.

Devoto: y volviendo al tema de la adaptabilidad…

Maestro: la adaptabilidad puede ser colocada   en el contexto de “continuidad”, en donde una posible ruptura, una discontinuidad es superada, trascendida.

Devoto: en este caso, una evolución de una especie representaría una continuidad, una solución a un peligro de extinción, ante cambios de la naturaleza (que serían sus enemigos casi explícitos). La especie se salva de la extinción, "continúa" existiendo, por un mecanismo de adaptabilidad.

Maestro: puede ser visto de esa manera; en ese caso, la discontinuidad representaría  la extinción.  Por outro lado, en un contexto personal, su enemigo puede ser real, físico, una nueva circunstancia, o un desafío.  Mas también puede ser sutil, puede estar dentro de usted mismo, y ser aún más letal. Y ese enemigo representa un peligro para la personalidad, pues puede traer más una ruptura, física o sutil, que pone en peligro la propia estructura del sujeto.

Devoto: ¿y cómo podemos reconocer un enemigo interno?

Maestro: usted siente rabia, odio, miedo y culpa por su sensación de separabilidad. Si usted elaborara su sensación de discontinuidad llegaría, rápidamente,  a una experiencia de unicidad.  

Devoto: ¿y como venzo ese problema?

Maestro: usted no necesita vencer nada. Todas las escrituras recomiendan la reconciliación con los enemigos externos e internos. Y esa reconciliación está en el contexto de elaborar la sensación de separabilidad con ellos. Este proceso es lo que llamamos de perdón. Y sus enemigos pueden resurgir de todas partes, en todos los momentos, y usted debe de nuevo perdonarlos. Y a esa capacidad del devoto la hemos llamado aquí  de Adaptabilidad Espiritual.

Devoto: tal vez a eso se refieran algunas escrituras; por ejemplo: que debemos perdonar hasta “sesenta veces siete”; un número que los especialistas nos dicen que representa “infinitas veces”. ¿Esto sería la práctica de una especie de inteligencia espiritual?

Maestro: Sí, mas tenga cuidado con juzgar a lo que usted llama de "enemigo", pues él puede ser una guía para su búsqueda interior, para colocar a luz las estructuras del ego. Mire el caso contrario: el de sus amigos. Usted se devota para ellos, los cuida, los protege. Mas también tiene miedo de perderlos, teme decepcionarlos, necesita de la aprobación de ellos. Eso es también una forma de esclavitud. Y toda forma de esclavitud separa. Por eso la elaboración de la "discontinuidad" o la práctica del perdón, de que hablamos aquí, está más allá de lo mental. Sólo puede ser compreendida por la práctica y vivencia del silencio interior. Allí dejan de existir amigos y enemigos. Pues todo es Paz. Todo es Transparente. Todo es Honesto. Todo permanece Íntegro.