domingo, 27 de noviembre de 2016

Ciencia, Espiritualidad y Amor (diálogo de un científico con un maestro de la Advaita)



Devoto: existe aquella cuestión sobre la imposibilidad de vivir en el presente, muy conocida en las tradiciones orientales. Se trata del hecho de que las imágenes que vemos son siempre del pasado, pues lo que observamos es la luz reflejada en los objetos. Y esta luz tarda un cierto tiempo para llegar a nuestra retina y excitar la misma, para después la información ser encaminada para nuestro cerebro. De esta manera lo que vemos, lo que observamos, en cualquier momento, es siempre algo del pasado.

Maestro: esto es muy natural; pues nuestros sentidos son muy limitados, y por lo tanto no somos tan buenos observadores de aquello que llamamos de “realidad”. En este sentido la ciencia tal vez sea una invención humana, para intentar superar esta circunstancia. 

Devoto: Y las teorías de la neurociencia dicen que la realidad es una ficción creada por el cerebro. Por otro lado el observador es fundamental en las teorías físicas modernas, tanto en la teoría de la relatividad como en la física cuántica. 

Maestro: esto nos trae de nuevo el problema de la observación de la realidad. Pero en este sentido tendríamos que definir en qué dirección está ese algo que llamamos de “realidad”. Lo que ciertamente está sucediendo es la existencia de una separación entre realidad y sujeto. Entre la realidad externa y el observador. Esto ya es una señal de dualidad. 

Devoto: ¿cómo así? 

Maestro: usted mismo ha dicho que la realidad objetiva es imposible de ser capturada en el presente. Entonces podemos intentar verificar si existe otra posibilidad, de observar otro tipo de realidad.

Devoto: ¿y cómo podría ser discutido esto?

Maestro: Si esa realidad externa es complicada, por ser en el fondo intangible, ¿por qué no verificar la posibilidad de explorar una realidad interior?

Devoto: ¿y esto cómo podría ser encaminado?

Maestro: coloque de nuevo el observador a trabajar. Y verifique si los mismos problemas observados con la realidad externa acontecen en este caso.

Devoto: ¿yo podría cerrar los ojos y verificar lo que siento, en cierto instante?

Maestro: sí, sería en esa dirección. Verifique si al intentar sentir esa realidad interna existe esa separación entre objeto y sujeto. 

Devoto: Si mis sentidos están desactivados, o relajados, la realidad que siento no proviene de ellos, sin duda. Algo observo, que no puedo separar de mí mismo.

Maestro: exacto, ¿y por qué no profundizar en esta dirección?

Devoto: mi mente se agita y los pensamientos comienzan a rodar en mi cabeza.

Maestro: muy bien. Este problema, causado por la mente agitada, hace que nosotros seamos también pésimos observadores de nosotros mismos. Verificamos que existe una realidad interior, en donde la dimensión temporal no es verificable, en donde no podemos separar el observador de aquello que puede ser observado. Sin embargo, nuestra mente agitada hace que seamos pésimos observadores de esta realidad.

Devoto: ¿en esa realidad yo podría trazar teorías, estudiar sus aspectos, o algo así?

Maestro: En realidad no, pues al intentar hacer esto su mente se agitaría aún más. Sólo una actitud de mente silenciosa permitiría hacer una investigación profunda sobre esa realidad interior. Pero con una mente silenciosa no es posible esbozar una teoría.

Devoto: ¿si llamamos a esa realidad interior de espiritualidad, implicaría que es imposible hacer una ciencia de la espiritualidad?

Maestro: La investigación de esa realidad interna sólo puede ser realizada en el silencio. Y lo que experimentamos difícilmente puede ser transmitido en palabras, puesto que con palabras el silencio desaparece.

Devoto: esto me incomoda pues a mí me gustaría siempre transmitir lo que estudio, lo que aprendo.

Maestro: las personas espiritualizadas transmiten lo que realmente saben mediante su expresión amorosa. Y este tipo de comunicación suele ser silenciosa también.

Devoto: me parece que esto sería insuficiente como comunicación.

Maestro: los santos hacen llegar su presencia mediante su actitud amorosa. En este sentido sus devotos sienten su fuerza espiritual, lo que se traduce en una sensación de paz. 

Devoto: ¿y cómo puede mejorar mi proceso de auto investigación?

Maestro: la actitud silenciosa, en el fondo es natural, pues ocurre siempre que usted experimenta o se conecta con ciertas cosas. La contemplación de una obra de arte, o de algún objeto de la naturaleza puede detener la mente por algunos segundos. En ese silencio usted se siente bien, experimenta una felicidad instantánea. A ese estado silencioso lo hemos llamado aquí de Meditación. 

Devoto: ¿y cómo puedo mantenerme en ese estado?

Maestro: usted necesita de ayuda, conectarse con alguien que sea competente, que lo oriente, que lo lleve para usted mismo, para esa realidad que usted ya es -que usted mismo ya siente sobre ciertas circunstancias. 

Devoto: pero me gustaría tener una orientación ahora.

Maestro: pregúntese a usted mismo qué lo hace salir de ese estado silencioso, de esa sensación de bienestar, de equilibrio. Tal vez usted se salga de ese estado por sus miedos, por sus preocupaciones, tal vez por sus apegos. Pero tome coraje y permítase permanecer un poco más en ese estado. Ese coraje está fundamentado en el hecho de que usted tiene pleno derecho a permanecer en ese estado, independientemente de las circunstacias a las que usted esté vinculado. Tome conciencia de que permanecer en ese estado es lo mejor que usted puede hacer por usted mismo, por sus semejantes, por su planeta, sobre cualquier circunstancia.  Esa actitud también es denominada de Fe. 

Devoto: las tradiciones espirituales vinculan el progreso espiritual al desarrollo de ciertos centros en el cuerpo, que comúnmente son llamados de chacras, de templos, o otros términos específicos. Dicen que ellos se activan de abajo para arriba durante el proceso de tomada de conciencia.

Maestro: esas informaciones aparecen en los textos espirituales, pues nuestros cuerpos son medios fundamentales para nuestro despertar espiritual. Pero en ese sentido esos centros son medios, no el fin de la espiritualidad.

Devoto: ¿y cuál sería el fin de eso que llamamos de espiritualidad?

Maestro: hemos dicho aquí que los resultados de la auto investigación no pueden ser transmitidos para otras personas con palabras, pues su objeto trasciende la mente. Sin embargo, el sentir de ese proceso puede ser transmitido mediante la expresión amorosa, que surge espontáneamente cuando el sujeto se sumerge, poco a poco, en su silencio interior. 

Devoto: pero yo estoy preguntando ahora sobre el fin de la espiritualidad.

Maestro: todas las tradiciones dicen que la tomada de conciencia asciende naturalmente por la actitud meditativa, desde los centros más densos hasta los más sutiles, de abajo para arriba. Pelo al final ese despertar espiritual se mueve y descansa, firmemente, en el corazón, en la expresión amorosa. Al fin de cuentas, lo espiritual comienza y termina en esa expresión amorosa. Ese es su verdadero percurso.

Devoto: Pero eso ya hace parte de la tradición cristiana, de un sujeto conocido como Jesús de Nazaret.

Maestro: Ciertamente, ninguna tradición espiritual profunda puede negar ese hecho, y ningún maestro, o amigo espiritual competente, puede negar la realidad de un Avatar Supremo.


viernes, 18 de noviembre de 2016

Santa Teresa de Ávila

Me pidieron un texto espiritual para estas épocas. Elegí este, de santa Teresa de Ávila (devota de Jesús), y repasado por mi gran amigo Andrés Martinez, en mi visita a York. Bien cercano a la Advaita de Ramana Maharishi, a Maha Krishna Swami, a Yogananda, a Buda, a Francisco de Asís, a Gerardo Schmedling; lo que demuestra que las enseñanzas espirtuales son únicas, por más que los curas de todas las religiones lo intenten negar:


Dios no tiene cuerpo en la tierra sino el tuyo.
No tiene manos sino las tuyas.
No tiene pies sino los tuyos.
Tuyos son los ojos con los que la compasión de Dios mira al mundo.
Tuyos son los pies con los que Él camina para ir haciendo el bien.
Tuyas son las manos con las que ahora tiene para bendecirnos.


lunes, 3 de octubre de 2016

Francisco de Asís, un hombre apasionado (una visión unificada de la Advaita)


En general los amores relatados en los cancioneros populares muestran un sujeto apasionado por su amada, que hace todo tipo de sacrificios y ejecuta estrategias para llamar la atención, escribe poemas, canta y compone canciones, corre riesgos, sufre cuando las cosas no resultan como esperado. Llama por su amada constantemente, y cuando ésta responde positivamente despierta para la felicidad conyugal. Puede ser que sienta miedo de manifestar su amor, miedo de ser rechazado o ridiculizado. Sólo le cabe, en estos casos, vencer estos obstáculos con su propio coraje.

Con un hombre santo ocurren cosas semejantes, pues este sujeto se apasiona por Dios. Sus sacrificios son llamados, por la gente, de renuncias y desapegos; y los riesgos que corre son llamados de locura. Las estrategias que usa son las prácticas del silencio y de la devoción. Los poemas que escribe son llamados de oraciones, y las músicas que canta o compone son denominadas de cantos litúrgicos. Cuando un santo llama por su Amor usa los nombres sagrados de la Divinidad, que aquí llamamos de Mantras. Así su Dios interior comienza a manifestarse en él, a despertar en su propia conciencia. Su sufrimiento es no encontrar Dios dentro de sí mismo, pero su mayor felicidad es sentirse uno con El. Y cuando siente miedo, duda, o cualquier tipo de temor, usa un tipo de coraje al que llamamos aquí de Fe.


miércoles, 3 de agosto de 2016

Una pregunta tabú a un maestro de la Advaita


Devoto: Quería preguntarle sobre sexualidad.

Maestro: ¿Y qué hay detrás de lo que usted llama de “sexualidad”, y que le preocupa?

Devoto: creo que es el deseo…

Maestro: El deseo en sí mismo no es un problema para el buscador espiritual, pues éste siempre es una consecuencia, por el hecho de la mente fijarse en los objetos. Si no hubiera objetos no habría deseos. ¿Usted desea algo cuando está en el estado de sueño profundo?

Devoto: Entiendo, pero aún así no queda claro para mí...

Maestro: Verifique que en ese estado (sueño profundo) los objetos del mundo desaparecieron, y por lo tanto los deseos no emergen. Entonces no adelanta la represión de los deseos, pues lo importante es comprender bien su procedencia. 

Devoto: ¿Cómo puedo encarar esto? 

Maestro: Lo mejor que usted puede hacer es traer su mente para dentro de usted mismo, alejarla momentáneamente de los objetos y preguntarse, con la más alta honestidad posible, quién es el que desea, de donde proviene la fuente, la fuerza de ese sujeto deseante.

Devoto: Eso para mí tiene dificultades prácticas.

Maestro: Si usted es realmente honesto, y elimina todos sus preconceptos, comenzará a verificar que hay algo além de los objetos, de los deseos, y más allá del sujeto limitado que experimenta estos últimos. Ese Algo trasciende todas esas experiencias, y está presente (existe) en todos los estados: sueño profundo, ensueño y vigilia. Esa es la roca sobre la que el sabio edifica su casa. Esa es su verdadera identidad, eterna e infinita. Ese es su Yo...

domingo, 19 de junio de 2016

Una visión sobre el diablo (diálogo de un científico con un maestro de la Advaita)


Devoto: Una cosa que me incomoda de las tradiciones espirituales occidentales es el asunto de existir una entidad, o un ser, que representa el mal (el maligno, como es llamado en cierto trecho bíblicos). Me parece que esto representa más una forma de amedrantar las personas, de incentivarles el miedo, la irracionalidad, de hacerlas sumisas para una cierta ideología religiosa.

Maestro: {El Maestro guarda silencio, invitando al devoto a seguir expresándose}

Devoto: Considero que una ideología amedrentadora no puede ser realmente espiritual.

Maestro: Realmente es así, pues lo único verdaderamente espiritual es la expresión Amorosa.

Devoto: Pero entonces ¿por qué esto es usado y hasta difundido en los días actuales?

Maestro: Siendo usted un hombre de ciencia sabe perfectamente que toda fuerza ejercida enfrenta una resistencia, un opuesto. Y si usted acepta esa resistencia terminará por fortalecer sus músculos y, al final de cuentas, usted estará cada vez más fuerte. 

Devoto: Entiendo, pero cuando yo ejerzo una fuerza y actúo con ella, no existe algo por ahí haciéndome sentir miedo, y esto es lo que criticó. Hace algún tiempo, un cantor popular decía que Dios y el diablo eran la misma cosa. Que cuando Dios quería hacer algo de dudosa moral se vestía de diablo para actuar.

Maestro: Si usted acepta que siempre encontrará una resistencia, en cualquier tipo de actividad, mismo siendo espiritual, deberá percibir que al final siempre tendrá la posibilidad de fortalecerse. Y usted podrá pasar por cada prueba usando su discernimiento, su inteligencia.

Devoto: ¿Y usted acepta que Dios y el diablo son la misma cosa?

Maestro: Eso que usted llama de “diablo” está dentro de lo mental, dentro de lo que usted vive en su día a día, y sólo ahí. Es la resistencia que usted encuentra para aumentar su propia Conciencia. 

Devoto: ¿Y cuál es la mejor manera de enfrentar esa resistencia? ¿Es usando mi inteligencia?

Maestro: Con cualquier enemigo usted tiene dos opciones: vencerlo o negociarlo. En los dos caminos puede usar su inteligencia.

Devoto: ¿Y que me recomienda para hacer?

Maestro: Sea natural, amoroso, desapegado y persistente en su camino. Y no se preocupe con sus enemigos. Usted siempre tendrá la oportunidad de salir más fortalecido y conciente de cualquier experiencia.

Devoto: ¿Y esa diferencia entre Dios y el diablo?

Maestro: Digamos que con eso, que usted llama de  diablo, siempre tendrá la posibilidad de pactar, de negociar, de luchar, de usar trucos, inclusive de engañarlo. Por otro lado, con Dios no existe negociación ni enfrentamiento posible. Entonces, la única manera de abordarlo es a través de esa postura sin preconceptos, abierta y sincera, que hemos denominado de Fe. Y sea perspicaz y atento, pues el lenguaje de la Divinidad es tranquilo y silencioso. Y perciba que la experiencia de ese encuentro es lo que siempre hemos denominado de Amor.

sábado, 7 de mayo de 2016

Sobre Fe, ciencia y dinámicas (diálogo entre un maestro de la Advaita y un científico)



Maestro: hasta aquí lo único que hemos conversado es que la Fe tiene el carácter de una Fuerza, y si por acaso aceptamos esto, entonces   su carácter dinámico podría ser esclarecido.

Devoto: esto pude tener coincidencias con aspectos científicos, pues una fuerza siempre trae una consecuencia, cuando es aplicada a algo, por ejemplo a una masa, hablando aquí sobre la física básica. 

Maestro: ¿y qué podría decirnos la ciencia sobre las consecuencias de una fuerza que se aplica a algo?

Devoto: la segunda ley de Newton dice que cuando aplicamos una fuerza sobre una masa, esta última se desplaza, con una aceleración equivalente a la división de la fuerza sobre el valor de la masa. Esa es la dinámica, pues aparece una aceleración. Hago la aclaración de que las definiciones de fuerza, energía y potencia sólo fueron acuñadas definitivamente durante el siglo 19. Antes de eso eran palabras tomadas normalmente como sinónimas.

Maestro: muy bien. Sobre cómo evolucionaron esas definiciones en la ciencia no nos interesa aquí; pues la palabra “fuerza” tiene un aspecto intuitivo que cualquier persona puede entender, mismo siendo analfabeta: la fuerza hace que algo se mueva, aceleradamente, sobre ciertas condiciones, ¿cierto?

Devoto: cierto.

Maestro: y siempre tenemos algo que se mueve, se desplaza, cuando una fuerza actúa. En el caso de la Fe esto tendría que ser aclarado para nosotros.

Devoto: si no es el sujeto que se desplaza, cuando él mismo actúa con Fe, ¿que sería entonces?

Maestro: antes de hablar sobre este punto tendríamos que definir los puntos de inicio y final de ese desplazamiento, tal como acontece cuando aplicamos una fuerza a una piedra: hacemos que la misma se mueva de un punto para otro, ¿cierto?

Devoto: de acuerdo.

Maestro: para no dar más vueltas sobre el asunto diremos que el punto inicial del movimiento es el territorio del miedo, y la dirección del movimiento es hacia el Territorio del Amor.

Devoto: y existiría una ley parecida con la de Newton que nos explique la dinámica de este fenómeno.

Maestro: cuando el devoto actúa en un bajo nivel de conciencia es dominado básicamente por sus instintos y emociones. Y todo movimiento del sujeto ocurre en el territorio del miedo.

Devoto: esa es una definición casi de geografía: “el territorio del miedo”.

Maestro: eso no importa mucho. Lo importante es que usted verifique sobre cómo sus miedos lo paralizan y también guían sus movimientos. Usted tiene miedo de perder su autoimagen; de perder el respeto de sus familiares, de sus amigos; de perder su prestigio profesional, alcanzado durante años de duro trabajo. Tiene miedo de perder su fortuna, de perder su control financiero, de perder su juventud, su belleza. Tiene miedo a la pérdida de seres queridos: sus padres, hermanos, esposa, hijos. Tiene miedo de perder su patrimonio. Tiene miedo de perder la razón. Y finalmente, usted tiene miedo de perder la vida, eso que llamamos de miedo a la muerte.

Devoto: algunos psicólogos hacen referencia a la trilogía miedo, rabia y culpa. El miedo produce agresividad y, después de actuar, viene el sentimiento de culpa. ¿Eso en qué se encajaría en ese territorio del miedo?

Maestro: verifique en usted mismo que sin el miedo usted no sentiría rabia y mucho menos culpa. 

Devoto: ¿y cómo sería la dinámica de que estamos hablando?

Maestro: hemos establecido que el punto inicial del movimiento sería el territorio del miedo y que el punto final del movimiento sería el Territorio del Amor. En este caso, su dinámica puede ser fácilmente descubierta por la auto-investigación.

Devoto: pero debe haber algo que coincida con lo que hemos conversado en otros diálogos sobre la Fe.

Maestro: entonces tendremos que discernir sobre qué es lo que se desplaza, dentro de esta dinámica, ¿cierto? En la física básica nosotros aplicamos una fuerza y hacemos mover una piedra. 

Y aquí hay un diferencial enorme, pues en el caso de la Fe lo que se desplaza, o se expande, es la Conciencia del sujeto, 

Devoto: por favor nos explica.

Maestro: Cuando el sujeto decide por él mismo abandonar el territorio del miedo, por estar cansado de sufrir, aparece esa Fuerza a la que hemos denominado de Fe. De dónde ella proviene no nos interesa ahora. Ella sólo puede ser sentida y no es mental. Por eso no puede ser explicada en su naturaleza.

Devoto: pero debe haber alguna explicación que pueda aclararnos un poco más sobre este asunto.

Maestro: digamos que cuando el sujeto está a punto de dar el salto necesita ver a su alrededor y verificar sobre lo que produce el sufrimiento. Hay excelentes discernimientos sobre este asunto dentro del Budismo. Digamos que a partir de este punto viene el primer aspecto de la dinámica de la Fe: un salto al vacío, producido por la certeza de que no vale la pena seguir sufriendo, viviendo rodeado de miedos. Por lo tanto, la Fe aparece, en ese momento, como un aspecto de la Sabiduría.

Devoto: ¿mas este sería sólo un aspecto de su dinámica?

Maestro: el segundo aspecto de la dinámica de la Fe aparece como un impulso del corazón, ese vestigio del mundo amoroso, que existe en todo sujeto, y que está listo para expandirse. Ese aspecto de esta dinámica normalmente es llamado de Coraje. En ese momento Fe y Corage pueden ser vistas como sinónimas.

Devoto: y todo eso definiría la dinámica de la Fe, ¿cierto?

Maestro: hasta aquí hemos hablado de los aspectos de Sabiduría, con respecto a las causas del sufrimiento, y de Coraje. Sin embargo hay un tercer aspecto que usted  puede experimentar dentro de sí mismo. Cuando el movimiento es iniciado por la sabiduría, y dinamizado por el coraje, usted necesita saber llegar a su destino.

Devoto: ¿y esto que representa al final de cuentas?

Maestro: para llegar totalmente al Territorio del Amor la Fe aparece con su tercer aspecto: la Entrega. No es posible abrazar su destino si el devoto no puede dejar en su portal todo lo que le queda de sus apegos, de su historia, de sus ilusiones pasadas, para que su Conciencia vibre más alto. Y entonces  tendrá que entrar sólo, con su mente calma, con su corazón puro y con su veste blanca.


viernes, 29 de enero de 2016

De eso que se llama Amor


Devoto: hemos escuchado sobre la necesidad de ampliar nuestra función de amar, en el sentido de practicar un amor amplio, que es comúnmente denominado de Amor Universal. Sin embargo, siento dificultades enormes para entender y practicar esa propuesta.

Maestro: existe una única fuerza, proveniente del Ser, que puede ejercer el Amor Universal.

Devoto:  no entiendo ahora a lo que se refiere.

Maestro: esta fuerza ha sido conocida durante milenios como algo tremendamente Amoroso, usted sabe bien  a lo que nos referimos aquí.

Devoto: ¿se refiere al Cristo o al Kristos de las tradiciones espirituales?

Maestro: exactamente.

Devoto: ¿y cómo esto puede ser traducido para un devoto, de carne y hueso, que tiene todas las limitaciones posibles?

Maestro: cuando usted repite una frase como esta: “yo voy a amar de manera universal”  ya está expresando una limitación.  Ese “yo”, que expresa el sujeto de la frase, es limitado: siente miedos, rabias, culpas, celos y deseos (lo que ya expresa  su naturaleza incompleta). Entonces, ¿cómo un instrumento limitado puede amar de manera universal?

Devoto: eso me dice que para mí será siempre imposible practicar el Amor Universal.

Maestro: exactamente, a no ser que usted cambie su estrategia.

Devoto: por favor, me explica.

Maestro: el amor se expresa al nivel del corazón, en donde usted señala con el dedo el “yo soy”.  Esa es su verdadera casa, eso no tiene misterio.

Devoto: ¿y eso que tiene que ver con la “estrategia”?

Maestro:  si el corazón del ser humano es una casa, esta misma debe estar habitada; debe tener dueño e inquilinos, estos últimos pueden pagar o no una alquiler. También puede haber intrusos, que aparentemente nunca fueron convidados, pero que allí están.

Devoto: entiendo, pero no sé a dónde quiere llegar…

Maestro: el problema es que la casa del Amor, que es su propio corazón, está habitada por seres, sobre los cuales usted no tiene ningún control.

Devoto: ¿y cómo puedo asumir el control de mi casa-corazón?

Maestro: allí está la dificultad, pues lo real es que es imposible, para cada persona, tomar el control de esta casa, y usted necesita ayuda.

Devoto: ¿y qué debo hacer para pedir ayuda?

Maestro: ¿Usted nunca supo que una oración es una herramienta para pedir ayuda? El aspecto Devocional ha sido siempre recalcado por todas las tradiciones espirituales.

Devoto: de acuerdo, pera en mi opinión esa ayuda ha sido limitada. El resultado es exactamente este, de cómo me siento ahora; un sujeto incapaz de practicar  el Amor Universal.

Maestro: la verdad es que usted siempre ha sido ayudado. Lo que pasa es que es muy difícil saber cuánto hemos avanzado en el camino espiritual, pues muchas veces eses cambios son imperceptibles para el devoto.

Devoto: pero usted habló de “cambiar mi estrategia”.

Maestro: Una vez que usted ha pedido ayuda de manera sincera, y practica de manera disciplinada alguna herramienta devocional (y de cualquier tradición espiritual), usted debe dar el paso principal.

Devoto: por favor me diga.

Maestro: usted debe invitar a su casa-corazón a Aquel que Sabe Amar (nota: las mayúsculas corresponden al énfasis que el maestro dio a cada palabra).

Devoto: no entendí bien…

Maestro: su casa-corazón está habitada por vicios, derivados de la estructura limitada y frágil del ego. Es imposible Amar completamente con esa estructura.

Devoto: ¿y cuál es la estrategia entonces?

Maestro: invite al Kristos a habitar en su casa-corazón. Él sólo entrará si usted lo convida. Él es el verdadero Amante: de los avatares, de los rishis, de los santos, de los místicos de todos los tiempos, pues es el propio Amor.   Esa es la estrategia a la que nos referíamos anteriormente.

Devoto: ¿y con esto resolveré  mis problemas?

Maestro: No, realmente usted no resolverá nada.  Mas ese Ser hará los cambios necesarios en su casa, para poder Él mismo expresar su Amor.

Devoto: comienzo a entender…

Maestro: Los antiguos habitantes de su casa comenzarán a expresar y alinearse con esa actitud compasiva del Amor. Algunos de ellos saldrán de casa poco a poco, caso sea  necesario.  Otros huirán aparatosamente.

Devoto: ¿y cómo debo actuar en ese  momento?

Maestro: No hay mucha cosa para hacer, a no ser mantener firmemente abierta su invitación al Kristos.

Devoto: ¿y eso es todo lo que tengo para hacer?

Maestro: hay un paso final a ser ejecutado por el devoto.

Devoto: ¿puede informarme?

Maestro: una vez que el Kristos entró en su casa-corazón, como convidado, el devoto sincero pasa el control total de su casa-corazón para el Ser. Es como usted haría con  una casa material: llama un convidado, y después va para una notaría y hace la escritura definitiva del inmueble para ese ser. 


martes, 19 de enero de 2016

Sobre limitaciones


Devoto: usted nos ha comentado sobre la necesidad de elaborar los diferentes tipos de creencias, mas parece que esto no queda claro para mí.

Maestro: no estamos hablando exactamente sobre creencias religiosas o de cualquier otro tipo. Lo importante es verificar las creencias que el devoto tiene sobre sí mismo.

Devoto: ¿y por qué esto es importante?

Maestro: una creencia sobre usted mismo es un limitador de su propia conciencia.

Devoto: ¿y cómo se percibe una consciencia limitada? 

Maestro: por la necesidad de mostrar un determinado desempeño. Usted quiere ser, por ejemplo,  un buen negociante, un buen doctor, un buen abogado, un buen profesor, o un buen artista; sintiéndose siempre obligado a verificar su suceso. 

Devoto: ¿y cómo esto puede ser superado? 

Maestro: es superado cuando el devoto percibe que no es nada de lo que cree, y que ningún tipo de creencia puede abarcar el contenido y la experiencia del Self. En este sentido la creencia puede ser vista como un recipiente limitado, en donde el Self se desborda por su propia inmensidad. 

Devoto ¿y qué consecuencias trae esto?

Maestro: por ejemplo, esto lo obligará a dejar su necesidad de desempeño, tal como se deja un fardo. Y la sensación es de un gran alivio, sin duda. Adicionalmente, angustias que se vivencían, por ejemplo, en la forma de celos o envidia tienden a desaparecer.

Devoto: siguiendo su consejo sobre la necesidad de la honestidad consigo mismo, me siento incapaz de superar mis defectos. 

Maestro: cuando el devoto se abre a la auto investigación la ayuda llega de alguna manera. Es como un radio que es sintonizado de manera adecuada, después de varias tentativas. 

Devoto: ¿esto debe equivaler a aquello que se dice: “cuando el devoto está listo el maestro aparece”? 

Maestro: lo que ocurre es que la abertura y la honestidad del devoto atraen la fuerza del Ser. Y esta misma se aproxima con todas las herramientas espirituales que cada devoto precisa.