martes, 17 de diciembre de 2013

Un diálogo sobre fragilidades


Devoto: en otro encuentro conversamos sobre el tema de la fragilidad. Como últimamente me he sentido débil, me gustaría tocar este tema.

Maestro: me parece que usted espera que le responda que su debilidad (o su fragilidad) no son verídicas, y que por el contrario usted es en el fondo una persona fuerte.

Devoto: sólo quería entender por qué en ciertas ocasiones ocurre esto conmigo.

Maestro: ¿le gustaría sentirse fuerte en este momento?

Devoto: por supuesto, eso es lo que más busco ahora.

Maestro: y ahora me diga, ¿qué problema existe en sentirse frágil, o en sentirse débil?

Devoto: no sé responder y la pregunta me parece sorprendente.

Maestro: en el fondo no hay nada errado en sentirse fragilizado. Si usted se sintiera fuerte todo el tiempo podría convertirse en una persona orgullosa, y eso bloquearía su percepción de lo espiritual.

Devoto: me parece que usted no coloca el orgullo como algo necesariamente malo…

Maestro: si somos objetivos, sólo podemos mirar la dificultad producida por algo así como el orgullo, sin necesidad de juzgar.

Devoto: ¿o sea, que los sentimientos que aparecen en los textos como pecaminosos no son necesariamente malos?

Maestro: ellos producen bloqueos para la percepción de lo Divino  que está en cada devoto. Y es responsabilidad de cada uno percibir las dificultades y sufrimientos que pueden producir este tipo de actitudes.

Devoto: volviendo al tema de la fragilidad…

Maestro: no hay nada errado en la fragilidad. Ella representa una fisura en el ego. Algo se rompió y usted se siente vulnerable. Pero en vez de sentirse acorralado, lo mejor es mirar por la abertura que dejó esa ruptura.

Devoto: ¿y qué puedo obtener de esa visión a través de la ruptura?

Maestro: podrá sentir una continuidad entre usted y lo que está afuera. Podrá conectarse con algo, y esa es la chance que se le da en este momento. De percibir algo verdadero, que está más allá de los preconceptos que contaminan su mente.

Devoto: en ciertos momentos me siento irritado y me enfrento con las personas.

Maestro: La irritación es una posible respuesta del devoto a un desafio, y  éste debe mostrar la máxima seriedad posible en el trabajo espiritual.  Es deber de cada devoto expresar el Cristo en todas las situaciones. Si usted se irrita no va a expresar el Cristo. Y la irritación sólo muestra la inseguridad del devoto, que no está parado en la Piedra, y aún edifica su estructura sobre la arena de la manifestación.